Suposiciones y cianuro.
Las personas suponemos, y lo hacemos constantemente, suponemos esto y lo otro sobre lo que los demás hacen y creemos que lo que suponemos es cierto, que es lo real y nos lo tomamos como algo personal, por tato, lo que acaba ocurriendo, es que siempre nos buscamos problemas. Haciendo firmes nuestras suposiciones, tomándonos esos chupitos de cianuro una y otra vez, llevándolo a lo personal, es un drama que solo trae tristeza y más pensamientos de cianuro a nuestro particular mundo.
Luego esa suposición la cuentas a otras personas, afianzando esa falsa realidad rodeada de sufrimiento innecesario, solo alentado por el miedo. Ese gran director de nuestras vidas, ese que nos hace creer y suponer.
Es más fácil preguntar qué suponer, pero somos débiles y el miedo hace que supongamos. Nos envenenemos y transmitimos esas emociones a terceros. Incapaces de hacer esa serie de preguntas que aclararían todo, vamos a los que más fácil nos resulta.
La necesaria seguridad escondida detrás del saber, justificar y comprenderlo todo, para sentirnos seguros. Mil preguntas sin respuesta que completamos con suposiciones.
Lo vamos a defender para que el otro no tenga razón, claro. Preguntar no entra en los planes, es mejor crear sufrimiento por miedo. Generamos un enorme caos que nos llevará a interpretar mal todas las cosas en nuestra mente y solo veremos lo que queremos ver y percibiremos las cosas como nos interese mejor. Lejos de la verdad. Es nuestra realidad.
Cuando estas suposiciones las trasladas a nuestra pareja, cuando suponemos, traemos problemas y con esto, vuelve a crecer el sufrimiento.
¿Cómo que no sabes que es lo que me gusta? Crees que tú podrás cambiar a esa persona, pero no es verdad. Las personas cambian porque quieren cambiar, nada más. Descubres entonces que eso no ocurre y te hace sentir mal porque no puedes hacer cambiar a nadie y vuelves a suponer y ver cosas que antes no habías visto en esa persona. Y, más chupitos de cianuro. Sube tu dosis de dolor y culpas al resto de tu decisión. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce bien, pero si no lo hace vuelve el dolor, “Deberías haberlo sabido.”
No satisfaces las suposiciones de tu pareja, esas que deberías conocer y al no hacer lo que queremos, nos sentiremos heridos. Cianuro.
La realidad es que no puedes pretender empezar una relación suponiendo como vas a ayudar a esa persona a cambiar, acéptala como es y todo fluirá.
En el plano personal, cuando haces una suposición sobre ti, te vas a infravalorar o sobrevalorar. Si no consigues tus objetivos, vas a sufrir. Tú mismo te harás sentir mal. Por lo que decidiste que suponías.
Tanto si sabes como si no, vas a suponer para satisfacer la necesidad de saber, en lugar de preguntar, haciendo “nuestra verdad” real y segura. Falta valor para preguntar.
Llega un momento que lo hacemos de forma inconsciente, rápidamente, sin preguntar. Recuerda, es peligroso, podrían decirnos algo que no queremos oír.
Creemos que todo el mundo ve las cosas como nosotros y nos sorprende mucho cuando no es así, intentando entonces hacerles ver nuestras suposiciones que se han elevado a creencias, defendiéndolas contra todo o todos. Así el miedo a ser nosotros mismos vuelve a hacer su aparición.
Solo dejando de suponer podrás tener una relación sana con tu pareja, con tu entorno, contigo mismo, cambiará tu forma de comunicarte, ya no sufrirás por esos conflictos creados de esa base errónea porque habrás sustituido las suposiciones por verdades, porque tienes voz y puedes preguntar con el derecho que todos tenemos, porque nos gusta saber, nos da seguridad; pero siempre desde una base sólida.
Te librarás del cianuro y cuando no comprendas algo, simplemente pregunta, sencilla y claramente.
Por eso no hagas suposiciones.
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