La culpa.
Ese sentimiento doloroso que socava nuestra autoestima, naciendo de algo que hicimos o no hicimos, suele acarrear otros adjuntos como el remordimiento, la tristeza, la angustia e incluso la ira.
A diario nos sometemos a pequeños juicios, juicios por casi todo, en forma continuada provocando un desgaste interior y energético enorme, muchas veces de forma inconsciente provocamos en nosotros ese mal estar.
Otra faceta interesante es el autojuicio. Esas voces interiores que nos acosan y enjuician constantemente, siendo la misma persona, juez y condenado en un mismo acto creando sentimientos nada beneficiosos.
La suma de esos juicios nos llevan a menoscabar nuestra autoestima haciéndonos mas débiles y poco a poco unido a ese sentimiento de vergüenza trascurre día a día, entrando en un bucle de tristeza y negatividad.
Los tres componentes de la culpa son el malestar, la vergüenza y la poca autoaceptación, los cuales son detonantes de llevar una vida de tristeza y negatividad.
Culpa cargada de victimismo y de moral con una tendencia a culpar a los demás de nuestros errores para aliviar esa carga, cuando la realidad es que nos corresponde tomar responsabilidad de nuestras acciones y dejar de hacer corresponder a la culpa con que los demás nos hacen sufrir.
Calla a tus voces interiores que te enjuician y hazte cargo solo de lo que realmente eres culpable y conviértelo en responsabilidades. Te será mucho más sencillo manejarlo, ya que desde esa posición se afronta con mas aceptación. Sé consciente que la vida te irá poniendo situaciones que te irán enseñando y pasado un tiempo agradecerás por lo que aprendiste de ellas, comenzarás a cuestionar tus creencias y crearás dudas en ellas.
¿Como podemos reconducir esa culpa? En 5 actitudes nuevas:
CULPA = RESPONSABILIDAD
Desde esa posición de responsabilidad, plantéate por qué ocurrió aquello así, si tu conducta fue adecuada y si es necesario, pide perdón.
Comienza a aceptar que todos cometemos errores.
Acepta las cosas como son. Somos humanos no maquinas infalibles.
Aprende a relativizar.
Valora el daño real de la cuestión y si realmente está a nivel la carga que tú mismo te das.
Háblalo, habla del tema.
Acostumbramos a ocultarnos y durante un tiempo desaparecer, quizás lo mejor sea dar cara y hablarlo, analizarlo, a pesar de lo difícil que resulta el tema.
Deja de juzgarte por todo, sé mas responsable y asume tus decisiones sin temor, sin victimismo con aceptación y el camino se irá haciendo mas fácil conforme camines.
Otro punto que debemos resolver son esa creencias limitantes que nos inculcan desde que nacemos y debemos erradicar. Quizás esto sea de tu interés.