El Ahora, esta mañana amanecía el día nublado y gris. Hoy lo iba a intentar, había que probarlo. Hay que estar presente y para ello con mis auriculares me decido a salir a caminar en busca del sitio. Sitio en el que voy a hacer mi práctica de estar presente en el ahora.
Pasado un rato, llego a uno que me llama la atención. Hay unos bancos situados cerca del mar en un lugar transitado y cerca de una carretera.
-Ahí, ese me parece bueno.
Me siento, en silencio, solo. Nadie se percata de mí. Todos van a su ritmo, en sus cosas, en su trasiego diario.
Los minutos pasan y estar es difícil. No lo parecía en mi cabeza, pasan los minutos y comienzo a respirar. Voy a ser consciente del ahora. Inspiro y expiro. Voy centrándome y comienzo a mirar el entono diferente. Me fijo en las cabezas de los transeúntes y, trato de imaginar sus mundos que tendrán cada uno en su día a día. Miro y observo como se funciona en modo automático. No percibimos el paso del tiempo, andamos en otros menesteres más importantes, claro.
Me doy cuenta que llevo un buen rato estando presente, con mi respiración, disfrutando cada segundo consumido. Me asalta la emoción, continúo con mi respiración. Estoy aquí y ahora.
No hay que hacer, ningún sitio al que ir….
-¡Qué triste es la realidad! Dejamos perder el más preciado de nuestros bienes sin darle valor, dejados llevar por nuestro ego y en modo automático.
No ves al que está junto a ti y siguen pasando lo segundos.
-Me siento feliz, es una sensación magnifica. Esto es el ahora. Se me ha caído hasta una lágrima. Estoy en mi esencia, y, aunque nada cambia, todo cambia desde ahí.
Inspiro una vez más, me siento rebosante de vida, me coloco mis auriculares y me pongo de nuevo en marcha. -Me digo-.
-Vaya qué 15 minutos más intensos. Es maravilloso sentir la vida presente y sentir que estoy.
“¡Ay!, qué triste que no seamos conscientes de nuestros bienes más preciados. ¡Ay!, no saber vivir en nuestra esencia de forma constante y consciente. ¡Ay!, qué pena ver pasar ese segundo que no volverá sin disfrutar de él.”
Comienzo a caminar. Un pie detrás del otro, escuchando en mi interior la satisfacción y las sensaciones que la experiencia me ha proporcionado.
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