cuando decides aprender a cuidar de tí

Tocar fondo, tocar fondo es lo que en la mayoría de las veces nos hace reaccionar y querer volver a mirar pero de otra forma desde ese sitio donde no hay más abajo, desde ese sitio donde vas a curar las heridas de la batalla y vas a comenzar a “SER“.  

Y así empecé un camino de luz y esperanza, aun cuando ni quisiera yo lo sabía ni podía saber a dónde me iba a llevar este nuevo recorrido.  No importa la edad o el lugar donde vivas,  no importa tu religión o raza, ni tu sexo o tus ideales políticos. Todo da lo mismo.

Te encuentras  en un espacio donde estás solo y ahí, únicamente  te debes a ti, ese al que cada día ves en el espejo y al único al que le debes tu lealtad y sinceridad. Ese al que no puedes engañar y que conoce hasta tu último pensamiento, por más feo que sea.

Mientras cada segundo se marchita,  la vida pasa sin ser conscientes que no volverá, encontrándonos constantemente azuzados por un entorno social y cultural que nos empuja a vivir en piloto automático, en el tener sin dejarnos  ver lo que sucede en realidad. Sin dejarte Ser.

Este espacio no es más que decir en voz alta todo lo que siento, lo que vivo y mi intento por existir en plenitud, desde la sabiduría de lo real, de la vida. Compartir es una premisa, hacerlo desde el amor, la única herramienta que tengo y que continúo intentando aprender a usar desde lo más sincero, sencillo y real de mi ser.

Y con compartir me refiero a no pretender convencer, sino contagiar, trasladar ese sincero sentido  que te ayudará a atreverte a  experimentar tus emociones y no reprimirlas debajo de un talud de creencias heredadas que no te hacen más que dejar de ser tú, en tu vivencia más presente, más real y más desconocida.

Es un giro radical al horizonte de la vida.